"Gravedad... no sabés con quién te metiste..."

Y no, no hablo de la estupidísima propaganda de Sedal... sino de otras gravedades que afectan a los hombres y perjudican a las mujeres. ¡¡Y que levante la mano la que nunca se encontró ante esta situación!!... porque la envidio. Vos estás de lo más feliz (por no decir caliente) porque sabés que estás por tener fiesta y de pronto... PIF!... el pequeño aparatito decide que hoy no es tu día.

Encima de eso, después tenés que subirle el autoestima al soquete que te acaba de dejar con las ganas; que, como todo hombre, tiene un ego sagrado pero altamente vulnerable. Y te viene con las mismas excusas que dicen todos: "no entiendo, es la primera vez que me pasa"... "debo estar cansado, estuve laburando todo el día"... ¡¡¡por favor chiquito!!! ¿¿qué te pensás que estuve haciendo yo??

Hay casos que son aún más indignantes, porque, a pesar de ser incapaces de darte una alegría, quieren que les hagas "el favor" (¡y no se me hagan las inocentes que todas sabemos de qué hablo!)... "¡pero flaco! ¿me viste cara de samaritana? ¡a cambio de nada, no hay nada!".

Mujeres, algo hay que hacer... pero claro, ofrecer viagra no queda bien, ¿no?

Amores etílicos...

Este post no es sobre nadie en particular (o sobre los tantos que entran dentro de esta clasificación). Es sobre esas personas con las que, entre vaso y vaso (y no de agua precisamente), terminás en escenas extrañas de las que después concluís: "pero que estúuuupidaaa!!!!".

Y no se vengan a hacer los santos, que yo sé que todo el mundo se ha enredado con la persona equivocada en una noche de alcohol. Situaciones como terminar con un individuo HORRIIIBLEE, hermoseado por el efecto de los tragos de más... o con un amigo... o con el hermano de tu amiga... o cualquiera con el que, en estado de sobriedad, jamás hubieras estado!!

Ahora bien, al día siguiente querés enterrar la cabeza lo más hondo posible y no volverla a sacar nunca más... pero en el momento, ¿no es divertido?